Cómo valorar una empresa

Cómo valorar una empresa

Para determinar el valor de una empresa es necesario un trabajo técnico de evaluación de su estructura económica y financiera, su posicionamiento en el mercado y sus expectativas a medio y largo plazo.

Las valoraciones estáticas sólo pueden realizarse a partir del balance o de los asientos de pérdidas y ganancias. Sin embargo, para valorar una empresa con mayor precisión, hay que determinar los factores que impulsan el valor en los distintos sectores y estimar esta plusvalía (valoración dinámica).

A la hora de conceder préstamos a empresas, las instituciones financieras también realizan valoraciones. En este caso, se analizan la capacidad y la disposición a pagar.

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¿Por qué valorar a las empresas?

Cómo valorar una empresa

Hay muchos escenarios diferentes y razones estratégicas por las que uno debe o no valorar las empresas. En algunos casos es importante para tomar mejores decisiones, mientras que en otros es inevitable, por ejemplo en caso de liquidación o absorción.

Los litigios jurídicos son los que requieren una evaluación empresarial más rigurosa debido a los intereses de terceros implicados.

Los motivos de evaluación se dividen en dos categorías.

Obligaciones legales

En estas situaciones es necesario, por ejemplo, evaluar el valor de una empresa.

  • En el curso de la insolvencia, liquidación o quiebra de una empresa.
  • Prever la participación en caso de herencia, donación o cesión.
  • Prever en caso de expropiación.
  • Cuando surgen conflictos laborales, medioambientales o financieros.

En 2019, los procedimientos de insolvencia relacionados con reorganizaciones empresariales han aumentado a un ritmo similar al de 2014: solo en noviembre, aumentaron un 24,9% en comparación con el mismo mes de 2018. Lamentablemente, la mayoría de los procedimientos de insolvencia terminan en liquidación.

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Maquinaria, marca y fondo de comercio. Pero no sólo eso, el personal y el posicionamiento en el mercado son otros factores a tener en cuenta a la hora de fijar el precio de su empresa. Es un cálculo con el que hay que tener mucho cuidado si no se quiere perder dinero. Y es un método de valoración que hay que dominar tanto si se vende una empresa como si se compra una que ya está en funcionamiento.

Tanto si vende como si compra una empresa, el precio adecuado es una decisión compleja. Los empresarios que intentan vender una empresa, que a menudo se compara con un hijo, suelen valorarla a un precio superior al que tiene en realidad.

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Amortización del fondo de comercio

Cómo valorar una empresa

Para simplificarlo al máximo, el precio de una empresa viene determinado por su fondo de comercio, que refleja la viabilidad del negocio. Este grupo incluye maquinaria, equipos, contratos, licencias, clientes, modelos de negocio, marcas y patentes. Pero también hay que tener en cuenta el sector en el que opera la empresa. Si se espera que la empresa crezca, el precio será más alto.

En cualquier caso, el verdadero valor de una empresa se mide por su capacidad para ganar dinero. Por tanto, a la hora de valorar los elementos que componen una empresa, no deben considerarse de forma aislada, sino en función de lo que aportan a la empresa.

Elementos físicos: Incluyen los activos materiales de la empresa, como maquinaria, edificios, materiales, existencias de productos, materias primas y mobiliario. Esta parte es la más fácil de medir y su valor sólo puede estimarse a partir de su precio. Es importante tener en cuenta la depreciación de herramientas, maquinaria y vehículos, que reduce su valor. Si el edificio es alquilado, se evalúa su valor; si es propiedad de la empresa, la atención se centra en los costes de mantenimiento.

Además de los costes visibles, hay otros gastos de mantenimiento, como material de oficina, suscripciones, facturas telefónicas y franqueo.

El factor humano: ¿cómo valorar el capital humano de una empresa? Además de los salarios, en esta fase también deben evaluarse las cotizaciones por incapacidad, desempleo y baja por enfermedad. Es necesario ir más allá del simple cálculo del salario y las cotizaciones a la Seguridad Social. Pregúntese si habrá jubilaciones anticipadas, si necesita personal adicional, qué perfil necesita y cuánto le costará aumentar o reducir su equipo.

Aspectos jurídicos: Tenga mucho cuidado al calcular contratos, licencias, seguros, patentes, etc. Los expertos aconsejan que "todas las cuestiones fiscales y económicas deben resolverse antes de la venta para evitar problemas posteriores". Para resolverlos, es aconsejable confiar en expertos que puedan resolver uno o varios detalles embarazosos que escapan al control del propietario de la pequeña empresa.

FACTOR TECNOLÓGICO: Como empresa del siglo XXI, es inevitable estar al día de todos los avances tecnológicos que afectan al sector. Equipos y programas informáticos, teléfonos, conectividad a Internet, sitios web exclusivos, innovaciones (tanto en productos como en procedimientos), cajas registradoras, terminales de punto de venta, sistemas de alarma y seguridad son algunos de los elementos que deben tenerse muy en cuenta. Recuerde, sin embargo, que la tecnología no dura para siempre.

El lado empresarial: Es importante recordar que el proyecto, los años de experiencia, en definitiva, la vida de un empresario se compra y se vende. Y eso son palabras mayores. Cartera de clientes, proveedores, competitividad de la empresa, riesgos, estrategias de marketing, planes de crecimiento, condiciones del sector, servicios externalizados, qué hay que externalizar.... Llegados a este punto, el enigma se vuelve un poco más complejo.

Para medir los aspectos cualitativos, es útil ponderarlos en función de distintas variables. El posicionamiento competitivo, la competitividad o el liderazgo de mercado se ponderan de 1 a 5 y el resultado se multiplica por los beneficios de los últimos años.

El sector también orienta sobre el análisis de la cuota de mercado y el volumen de negocio que se quiere alcanzar, las oportunidades de crecimiento del mercado y los precios que se pueden manejar en función de la competencia. Tampoco olvides los importes por publicidad y otros servicios profesionales (gestión, contabilidad, consultoría), y si subcontratas servicios, o si te interesa hacerlo, debes calcular el coste de la actividad.

La valoración de las carteras de clientes y proveedores es otro ámbito peligroso. Al fin y al cabo, las relaciones, la lealtad y el trabajo necesario para conseguirlas se transfieren. Pero no hay más remedio que sustituirlos por números. ¿La clave? Aclarar los flujos de beneficios y costes tanto para los clientes como para los compradores, teniendo en cuenta los descuentos aplicados por ambas partes y diversificando el trabajo. Una vez más, es mejor no contar con clientes estrella que estropeen un buen proyecto.

Factores económicos y financieros: muchos expertos creen que lo más importante a la hora de evaluar una empresa es su capacidad para ganar dinero.

Todo empresario debe evaluar la salud de la empresa, su balance, su nivel de endeudamiento, sus necesidades de financiación e inversión, el flujo de caja generado por la empresa y, por tanto, la rentabilidad de las actividades realizadas.

La cuenta de pérdidas y ganancias tiende hacia una de las dos valoraciones, pero no debe considerar únicamente los resultados de un año, y menos en esta época del año. La razón es que los resultados y márgenes de beneficio de los últimos años dan una mejor imagen del rendimiento de una empresa. Cuantos más datos tenga, más fiable será su valoración final.

Así pues, al analizar los factores económicos, especialmente las cuentas corrientes y los préstamos, así como las necesidades (o carencias) de inversión, también hay que tener en cuenta la relación con los bancos. Esto significa que la empresa debe tener una estructura financiera estable que pueda mantenerse a largo plazo y debe ser capaz de hacer frente a posibles riesgos.

Intangibles: ¿Qué parte de los beneficios y pérdidas de su empresa puede atribuirse directamente al reconocimiento de la marca? Es muy difícil reflejarlo en las cuentas, ya que se trata de una percepción del consumidor. No cabe duda de que detrás del valor de una marca están los secretos de una empresa, como un proceso de fabricación único, una red de distribución nacional o una campaña sobresaliente, pero se trata de un valor intangible. La marca o imagen de una empresa es uno de esos elementos que nadie aprecia, pero nosotros sí.

Otro importante activo intangible está tomando forma en el ámbito de la sostenibilidad. Se refiere a la medida en que tenemos en cuenta los aspectos medioambientales y sociales además de los económicos, y los inversores ya lo consideran el aspecto más importante.

Los errores más comunes

Sobrevaloración. Algunos expertos afirman que en España no se valora adecuadamente a las PYME. Los vendedores suelen pedir el 80 % de la facturación anual de su empresa, pero esta cifra es demasiado elevada. En Estados Unidos, lo normal es un 25 %. En España, el valor de una empresa viene determinado por el apego sentimental a la misma, que es muy superior a la realidad.

Negociaciones interminables. El periodo de venta es de seis meses a un año, lo que nunca es suficiente. Si no consigue vender su empresa en el plazo de un año, no podrá cerrar el trato o al menos lograrlo.

Falta de transparencia. Algunos expertos se quejan de que las PYME confunden a veces el libro de gestión con el libro de empresa, lo que da lugar a una falta de transparencia.

Confusión. Otro pecado capital, aunque menos común, es confundir la venta de un negocio con la venta de una propiedad. Es posible que el comprador no quiera el edificio pero esté interesado en el negocio.

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Resumen

José

¡Bienvenido a mi humilde blog! Soy José, empresario y novato escritor. Estudié ADE y después de años trabajando voy a intentar compartir mi conocimiento con todos vosotros. Si necesitas consejos y experiencias sobre este mundillo, no dudes en leerme.

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