Sector primario gran canaria

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, asistió el jueves a la inauguración del Centro de Investigación Agraria de Agüimes, propiedad de la multinacional alemana KWS y dedicado al desarrollo de la agricultura.
KWS se ha instalado en la isla con el apoyo del Cabildo y la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC). Su objetivo es desarrollar la capacidad de investigación en mejora vegetal y proporcionar conocimientos e innovación a la industria primaria.
Al acto asistieron también Miguel Hidalgo, Ministro de Industrias Primarias y Soberanía Alimentaria, Oscar Hernández Aguímez, Alcalde de la localidad, Jean-Claude Castel, Director Internacional de la Estación de Cultivo de KWS, y Javier Quintero, Jefe del Departamento de Cultivo de KWS, de visita en el sureste de Gran Canaria. Junto con la delegación visitaron la granja del KWS. La explotación tiene más de 9 hectáreas y pretende convertirse en un centro de referencia para la obtención de semillas mejoradas.
Antonio Morales destacó la importancia de que KWS, multinacional alemana líder mundial en mejora vegetal, apueste por Gran Canaria para ampliar su capacidad investigadora a través de su filial KWS Semillas Canarias.
Diversificar la economía de la isla"

Desde el inicio del Congreso, el Cabildo ha tratado de diversificar la economía de la isla en diversos sectores. Se ha mostrado especialmente interesado y fuertemente comprometido con el sector primario, que es una actividad importante para la economía insular, y ha promovido la investigación y el desarrollo en este sector, al tiempo que ha apoyado todas las iniciativas que contribuyen a la mejora y especialización de la estructura agraria canaria."
Quizás te interesa:Sector primario en AragónMorales se refirió a las excelentes condiciones agroclimáticas de la isla, que han hecho posible la implantación de esta industria en Gran Canaria. Se congratuló de que KWS siga buscando nuevas oportunidades de inversión y subrayó que "se trata de un proyecto de referencia que encaja perfectamente con nuestra estrategia de centrarnos en el desarrollo agrícola y la investigación y el desarrollo en la isla y recuperar las tierras cultivables y las tierras para el desarrollo agrícola".
Jean-Claude Castelle, Director Internacional de KWS Growing Stations, ha declarado: "Como una de las más importantes empresas mundiales de semillas, KWS, como empresa familiar independiente, sigue tratando a los agricultores como iguales, comprendiendo y respetando sus necesidades."
Fomentar la innovación
En cuanto al centro de Gran Canaria, Castelle agradeció el apoyo de las instituciones de la isla y destacó el valor del medio ambiente en la isla. El apoyo de las empresas locales nos ha dado confianza para invertir en nuevas iniciativas. Además, las instalaciones de investigación y desarrollo de la isla se ajustan plenamente a nuestra política de investigación. De hecho, éste es el único lugar de Europa donde se puede cultivar mijo durante tres generaciones al año en un entorno sin invernaderos tecnificados, lo que nos permite producir en Gran Canaria el 30% del nuevo material genético que necesitamos cada año."
Para concluir, Oscar Hernández agradeció a KWS la elección de este municipio para desarrollar sus actividades y felicitó al Cabildo por el trabajo que está realizando para impulsar y modernizar el sector agrícola en la isla. El Ayuntamiento y Kabildo apoyan y asesoran iniciativas empresariales en las industrias básicas, el medio ambiente y la economía sostenible con el objetivo de promover la innovación y fomentar un cambio hacia un modelo de desarrollo más respetuoso con el medio ambiente.
Para frenar el cambio climático, debemos volver la mirada al planeta y, en particular, a las zonas rurales de Canarias, recuperando los paisajes y el uso tradicional de la tierra", escribe Antonio Morales, Presidente del Cabildo de Gran Canaria. [Publicado en PELLAGOFIO nº 55 (2ª época, julio/agosto 2017).
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D. ANTONIO MORALES MÉNDEZ, Presidente del Cabildo de Gran Canaria.
A principios del siglo XX, la población rural en España representaba el 75 % de la población total y trabajaba prácticamente en exclusiva en la agricultura. Hoy, esta población se ha reducido al 25% y sólo queda un 4% de españoles, preservando la existencia de miles de pequeños pueblos y el mundo rural. En los últimos años se ha producido un éxodo rural masivo, que a menudo conduce a la emigración, lo que crea situaciones extremas de integración social y falta de cohesión social.
Según el profesor Luis Camarero, autor del libro, en los municipios de menos de 10.000 habitantes hay una población peligrosamente envejecida, de la que el 15% tiene más de 70 años. Esto significa que unas 750.000 personas viven en estado de dependencia, incapaces de valerse por sí mismas o de salir de casa, y una creciente masculinización de la población, con 80 mujeres por cada 100 hombres. El informe también cita el informe de la Comisión Europea "Pobreza y exclusión social en las zonas rurales", que identifica cuatro factores que contribuyen a la pobreza en las zonas rurales: demografía, aislamiento, educación y mercado laboral. Europa ha perdido tres millones de agricultores.
Las cifras son similares en las Islas Canarias. La marginación, el aislamiento en sanidad, educación y servicios sociales, el envejecimiento de la población, la escasez de agua y su encarecimiento, la complejidad de la legislación y los recortes administrativos que les obligan a limitarse a reservas improductivas y la falta de canales de venta son problemas constantes de los últimos años.
Según Jaime Izquierdo, experto y asesor del Ministerio de Agricultura, "necesitamos activar la cultura campesina si queremos proteger el paisaje, la diversidad y la llamada naturaleza en el futuro".
COAG cree que es importante construir una red para promover la creación de un "modelo de agricultura social" consistente en que hombres y mujeres trabajen directa e individualmente en las explotaciones, garantizando rentabilidad, estabilidad y condiciones justas para los propietarios, creando puestos de trabajo, siendo la columna vertebral de la comunidad, produciendo alimentos de calidad e integrando aspectos respetuosos con el medio ambiente. Está demostrando ser un modelo que, según Jaime Izquierdo, experto y asesor del Ministerio de Agricultura, "necesitamos activar la cultura campesina si queremos proteger el paisaje, la diversidad y la llamada naturaleza en el futuro".
Sostener la agricultura y la ganadería tradicionales significa cultivar, transformar y cambiar los alimentos sin destruir el ecosistema, como han señalado en otras ocasiones expertos y miembros de la Plataforma Rural de apoyo a las organizaciones agrarias. Se trata de posibilitar prácticas agroecológicas compatibles con la conservación del suelo, la diversidad paisajística, la prevención de incendios, el reciclaje de residuos orgánicos, el control de plagas y enfermedades, la preservación de semillas y variedades autóctonas, la revitalización de campos y pueblos, la restauración de tierras abandonadas y del patrimonio arquitectónico y cultural, y la protección de nuestra identidad.
Mantener la agricultura y la ganadería tradicionales significa cultivar, procesar y transformar los alimentos sin dañar el ecosistema.
La FAO recomienda que cada región produzca el 60% de sus necesidades alimentarias, pero en Canarias apenas hemos llegado al 10%. La subordinación de las zonas rurales al mundo exterior mediante el abandono es absoluta. Y como señala Gustavo Duch, 1.020 millones de personas padecen hambre, 1.000 millones dietas deficientes en micronutrientes y 1.300 millones malnutrición con síntomas de sobrepeso y obesidad, dependiendo de grandes cadenas de distribución que abren enormes brechas de desigualdad entre las personas. Los especuladores hacen subir el mercado y los precios a costa de 70 millones más de pobres, amenazando la paz mundial. El hecho de que más de mil millones de personas en todo el mundo padezcan inseguridad alimentaria y se prevea que los precios se dupliquen en 15 años es motivo suficiente para replantearse la situación.
Dependemos de una industria alimentaria extraterritorial intensiva que explota a miles de personas como mano de obra barata, con escasos o nulos controles sanitarios o medioambientales.
Según Intermón Oxfam, entre 300 y 500 empresas controlan el comercio mundial de alimentos. De ellas, sólo 10 empresas controlan el 70%. Menos del 10% de los terratenientes poseen más del 70% de las tierras productivas del mundo. Sólo en Europa se han perdido tres millones de explotaciones en apenas ocho años. Y se afirma que el consumo de energía derivado de la producción masiva y de los centros de producción distantes contribuye en gran medida al calentamiento global. El propio Banco Mundial ha reconocido en varios informes que las tendencias neoliberales han debilitado el apoyo público al poner a disposición de los agricultores menos subvenciones, préstamos y seguros agrícolas.
Damos la espalda a las zonas rurales En Canarias, actualmente dependemos de las importaciones para más del 90% de nuestro suministro de alimentos. En este archipiélago llevamos unas dos generaciones dando la espalda a las comunidades rurales. Las razones no difieren mucho de las de otras partes del mundo. Tiene que ver con el capitalismo bárbaro y el deseo de monopolizar el poder sobre la tierra, las materias primas, las semillas, los fertilizantes, la salud, los precios y los alimentos procesados que tanto daño hacen a la producción.
Pero el celo monopolístico no es lo único. Mirando a nuestro alrededor, vemos cómo los grandes supermercados ocupan el mercado, pagando poco a los productores y mucho a los consumidores (en Europa se llevan el 80%), cómo proliferan las ofertas de "todo incluido", la subvención de las importaciones frente a la producción local y las cadenas de distribución monopolísticas, por citar sólo algunos ejemplos.
Los grandes supermercados ocupan el mercado cobrando mucho dinero a los consumidores y pagando muy poco a los productores (en Europa tienen más del 80% del mercado).
Por seguridad y soberanía alimentaria, por la necesidad de frenar el consumo energético y el consiguiente cambio climático, por la recuperación de paisajes y usos tradicionales, por la justa valoración del trabajo de las familias que cultivan la tierra, debemos volver la mirada al planeta, y por supuesto al medio rural canario. Los pueblos de las regiones montañosas se despoblan año tras año. En la actualidad, uno de cada tres agricultores tiene más de 65 años. Las infraestructuras, la atención médica y las instalaciones educativas son bastante precarias.
La Red Española de Desarrollo Rural ha lanzado recientemente una campaña en la que pide a la Real Academia Española que cambie el significado del término "rural". La Academia lo define como "relacionado o preocupado por la vida rural y su trabajo. inculto, poco comprensivo y obsesionado con lo local". Curiosamente, la palabra "urbano" en el mundo académico significa "perteneciente o relativo a la ciudad". Cortés, atento y educado": la definición de ruralidad de la RAE es, por decirlo suavemente, francamente ridícula.
La producción local para el consumo local debe primar sobre la agricultura intensiva e industrial.
Producción local para el consumo local No cabe duda de que la producción local para el consumo local debe desempeñar un papel preponderante sobre la agricultura intensiva e industrial. Según Gustavo Duch (Lo que hay que tragar, Ed. Los libros del lince), un estudio realizado por Vía Campesina demostró que un kilo de espárragos procedentes de México necesita cinco litros de aceite para llegar a Suiza en avión, mientras que un kilo producido en Ginebra sólo necesita 0,3 litros de aceite para llegar al consumidor. Según el Instituto Wuppertal de Alemania, los ingredientes necesarios para hacer yogur de fresa están disponibles en un radio de 70 km, mientras que ellos recorren 8.000 km.
Para romper la dependencia del exterior, evitar la escasez de petróleo y, por tanto, de alimentos y el aumento de los precios, y reducir las emisiones de CO2, hay que tomar medidas para fomentar la producción de productos agrícolas y ganaderos locales, y poner en marcha mecanismos correctores para que la población pueda seguir asentándose en las zonas rurales. Los productos agrícolas y ganaderos deben valorarse no sólo desde un punto de vista económico, sino también social. Apoyar iniciativas que protejan el medio ambiente y la salud a través de la agricultura y la ganadería ecológicas, medianas y pequeñas empresas agrícolas y ganaderas locales, mercados locales que vendan directamente sus productos y pequeñas industrias complementarias que produzcan materiales como envases.
El Estado debe recuperar su autonomía frente a los grandes países financieros. La administración pública debe hacer todo lo que esté en su mano para promover la producción local y proporcionar los recursos necesarios para garantizar que las industrias básicas sean el centro de la economía local.
Para que esto sea posible, el Estado debe recuperar su autonomía frente a los grandes poderes financieros. La administración debe promover los productos locales y proporcionar los recursos necesarios para que las industrias básicas ocupen un lugar central en la economía local, para que no se queden en una mera quimera y para que no se pierdan constantemente tierras y puestos de trabajo, como ocurrió con los tomates y otros muchos productos. Ante todo, los consumidores debemos saber qué hacemos con nuestro dinero y agotar todos los medios para exigir y consumir productos y lugares locales. Aunque no creamos en ello, tenemos el poder de cambiar las cosas. Contribución a la soberanía alimentaria.
El cambio climático, la crisis económica y la falta de seguridad alimentaria debida al dominio del mercado por parte de las grandes multinacionales deberían hacernos reflexionar y recordarnos que, como señalan los expertos europeos y de la ONU, gran parte de la solución pasa por recuperar el campo y la mejor garantía de producción de alimentos seguros: la agricultura y la ganadería a pequeña escala Eso sería todo.
Tenemos el poder de cambiar las cosas, aunque no creamos en ellas.
Tenemos que considerar el campo de una forma nueva, y no sólo como espacio recreativo. Trabajando con los agricultores que siempre han conocido y gestionado la tierra, debemos adoptar estrategias que fomenten un cambio de modelo, como promover una agricultura y una ganadería ecológicamente integradas, crear bancos de tierras y promover las especies autóctonas tradicionales.
Las actividades de Kabildo en Gran Canaria incluyen el asesoramiento a los productores para mejorar el medio ambiente, la calidad y la competitividad, el fomento del asociacionismo, la cooperación intermunicipal y el apoyo fundamental a las explotaciones familiares. Creación de bancos de semillas, apoyo a la contratación pública, reducción del precio del agua, organización de actividades educativas sobre la producción local responsable para el consumo local, suministro de alimentos de calidad a los escolares, educación sobre el valor de los alimentos naturales y locales como base para una buena salud, venta de productos locales y ecológicos en los mercados locales.... Por ejemplo.
Por la soberanía alimentaria.
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